GAIA LISSETTE

Explico el nombre de mi Blog: Gaia es un disco de Mago de Oz, Gaia es el nombre de la madre naturaleza. Hay un trozo de una canción que dice: "Todo el mal que me hagas, a ti te lo harás pues la tierra es tu hogar y al igual que amar, también sé castigar la venganza de Gaia tendrás" Y Lissette es un misterio sin resolver...

jueves, marzo 23, 2006

Hola, de nuevo yo, al fin ya tengo ordenador portátil para mi solita, estoy muy contenta, por eso ahora quise continuar con la historia que empeze a escribir el 29 de diciembre del año pasado con las 2 primera partes I. Obertura MDXX y II. Gaia, este día los deleitare con la tercera parte de esta historia. Espero que le guste mucho. Estare escribiendo mucho mas en estos días ya que tengo tiempo y ordenador!!!


III. LA CONQUISTA

Año 1519, mediados de Febrero.

¡Buenos días, aventura! Pedro de Alcázar susurró a la brisa marina mientras arribaban las velas. Era una soleada mañana del mes de Febrero y por fin a sus veinte años iba a conocer mundo y, por qué no, a hacerse con una pequeña fortuna.

Como otros tantos hombre, 508 para ser exactos, Pedro de Alcázar formaba parte de la empresa que Cortés había financiado con su propio dinero para ir en busca de títulos, de honor y de El Dorado.

Esta expedición la totalizaban doce buques, diez cañones de bronce, cuatro falconetes y pólvora, casi, suficiente. Trece de sus hombre eran mosqueteros equipados con buenos arcabuces. Además, se había hecho con los servicios de más de una treintena de ballesteros. Dieciséis caballos era toda la fuerza animal de la que disponía este pequeño grupo de caza fortunas y aventureros españoles... Y a mí, Pedro de Alcázar, hijo de Simón de Alcázar e Isabel de Guzmán se me había concedido la distinción de alimentar a todas las bestias de la expedición, caballos incluidos.

En los días que siguieron, rodeamos la costa sur de Cuba para aprovisionarnos de más armas y otros diversos enseres. Zapatos desde Santiago de Cuba el 18 de Febrero del año de Nuestro Señor 1519. Aquellas semanas las pasamos din mas compañía que el crujir de las maderas del barco y el sonido del fuerte viento que, aparte de hinchar las velas del buque insignia, también inflaba y dirigía nuestros sueños de Gloria.

Por fin divisamos tierra, precisamente, en el instante en que la noche bostezaba y el pálido sol de la mañana desayunaba con los primeros olores del día. Ante nuestros ojos, una inmensidad de colores asomaron conmo surgidos de un cuento. Jamás había visto tal diversidad de aves y plantas, incluso la arena de aquella playa, parecía que hubiera sido tamizada por una mano sobrenatural. Hernán Cortés mandó que se engalanara toda la tripulación, y ante los atónitos ojos de aquellos nativos, los españoles hicimos ostentación de todo nuestro poder y orgullo. El miedo de aquella gente, semidesnuda, era palpable, observaban anuestros caballos con horros y espantados corrieron a refugiarse tierra adentro.

Mas tarde supe que creían que caballo y jinete eran un sólo ser, y que nuestros navíos eran montañas flotantes. Estaban convencidos de nuestra divinidad, que éramos la encarnación de Quetzalcoatl, una deidad de mucho poder, la serpiente emplumada de las leyendas mexicanas adorada en toda el imperio azteca. Los mayas la conocen como Kukulcan. En ambos casos, es el Dios del Saber, que combina las fuerzas de la tierra y del cielo. Su consorte es Tonantzín, diosa de la tierra. Cuenta la profecía que Quetzalcoatl volverá al reino de los hombres en el año azteca que coincide con el 1519 de nuestro calendario romano.



No, no éramos deidades, sólo un grupo de insensatos guerreros ávidos de oro y aventuras. Y yo, Pedro de Alcázar, empezaba a ser consciente de las atrocidades que haríamos por conseguir lo que buscabamos. Torturaríamos, mataríamos, esclavizaríamos, todo por su tierra y bajo la insuficiente excusa de cristianizar a alguien que no lo necesitaba. Era la Orgía del Poder, el Banquete de los Cristianos, era... La Conquista