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9:30 de la mañana, acababa de despedirme de mi mamá en el portal de su trabajo, y yo iría a coger el autobús en la acera de enfrente para irme al mío. Mientras el semáforo me daba el paso pensaba acerca de la mala suerte que he tenido estas últimas semanas, pareciera que todo lo que hago últimamente me sale mal y que las cosas pocos favorables vienen todas juntas y de golpe. De repente dos chicas interrumpen mis pensamientos, una de ellas me dice sonriente: “Hola quisiera darte este folleto para que lo leas y si te interesa búscanos” eran Testigos de Jehová, dentro de mí decía, estas pesaditas no tienen trabajo o algo mejor que hacer que quitarme el tiempo? Pero la verdad es que no me quitaron el tiempo se despidieron rápidamente y la chica que antes me había hablado, me dijo mientras ponía el papel en la mano: NO TODO ESTA TAN MAL.

Hace algún tiempo ya que las religiones no forman parte de mi vida. He pasado ya por suficientes religiones como para darme cuenta que la mayoría de ellas solo pretenden manipular a las personas y ganar dinero a costa de estas artes.

Así fue como personalmente quise dejar de ser influenciada y manipulada, esto no quiere decir que no crea, en lo que no creo es en las religiones.

Volviendo a lo que me dijo la chica al despedirse, quiero contar que me sentí como si alguien supiera que lo estaba pasando mal y me estaba dando una esperanza. Cuando cogí el autobús sentía dentro de mí una gran alegría porque sabía que ese Algo, llámese Dios, Alma de la Tierra, Espíritu Divino, Alá, Buda o como sea que quieran llamarle los humanos, sentí que sabía que me encontraba mal por todo lo que pasaba.

Para terminar mi historia quiero contar que ese día me fue, MUY MAL, me enfade con mi jefe, salí tarde y no me dio tiempo de comer, llegue al otro trabajo y estuve toda la tarde sin parar, ese día llovió y tenía que ir a ver un piso a las 9, los trenes no pasaban y llegue tarde intente llamar a la chica que me mostraría el piso para que me esperara pero no tenía saldo en el móvil, mientras esperaba el tren hable desde una cabina telefónica, pero como llovía mucho las líneas estaban congestionadas y no me permitió la llamada, llegue a las 10 a la estación de mi destino pero no encontraba el nombre de la calle y nadie la conocía mi madre me acompañó y seguía lloviendo, estábamos empapadas. Cuando por fin encontramos la calle eran las 10 de la noche y la chica se había marchado ya.

Hasta aquí todo mal pero,

Llamé nuevamente a la chica del piso y me dijo que se acababa de ir pero que volvería. El piso era bastante bonito, no pedía mucho por el y además con facilidades, dijo que sí nos lo alquilaba a nosotras y le di mis datos. El tren deja de pasar a las 11 de la noche y cuando salimos de allí eran las 10:55 y la estación estaba a varias calles que por cierto estaban vacías y no pasaba nadie por ahí, pensaba en cómo íbamos a hacer porque mi mami ya estaba bastante cansada y con sueño y mojada, ella se levanta muy temprano para irse a trabajar, vi que pasó un taxi vacío pero no se me ocurrió cogerlo, para suerte mía mientras mi mama me preguntaba como íbamos a hacer para irnos vi que el taxi estaba parado en el semáforo, nos montamos en él y le pedí que nos llevará a la estación de tren, en el camino me dí cuenta que eran ya mas de las 11 y entonces le dije que nos llevará hasta casa, él fue muy amable con nosotras y simpático hablo todo el camino acerca de cosas varias, no tendría mas de 40 años y no era feo. 20 minutos después estábamos llegando a casa pero a medio camino paro el taxímetro porque le habíamos caído bien, cuando llegamos a la puerta de casa y le pague el taxímetro marcaba 10,65 euros, yo había puesto en su mano 12, pero el únicamente recibió 10, mi madre le dio las gracias y le dijo que era un Ángel que habíamos encontrado en el camino, a lo que el respondió:

Gracias, así me llamo Ángel.

Ahora pienso que es cierto lo que dijo aquélla chica: no todo esta tan mal…