LA LINEA DE LA CONCEPCIÓN

Mientras escribo escucho la canción que hasta hace unos días era como mi himno nacional “I Will Survive” de Gloria Gainor; Y digo “era” porque hasta antes del fin de semana del 15 de julio creía que había superado la ruptura con Ángel. Sin embargo no ha sido así, y todo la culpa la tienen las fiestas de La Linea de la Concepción, he estado allí el fin de semana con una pareja de amigos del trabajo que me invitaron a ir ya que ellos son de allí. La historia es la siguiente:

Nos hemos ido mis amigos y yo con dirección Linea de la Concepción el viernes 14, hemos llegado por la noche, yo me quede en un hotel muy bonito. Ese día estabamos muy cansados y no salimos, el sábado desayuné molletes y me fui a la playa.

Luego a comer y al hotel a echar la siesta porque eso de estar tumbada en la playa, con el sol y el mar cansa mucho, así que me fui a descansar. Por la noche fui a ver las carrozas que salieron por el pueblo y me fui a dormir pronto a eso de la 1 porque esta gente es un poco aburrida.

El domingo por la mañana he ido a desayunar temprano, y toda la gente del pueblo estaba en la calle, habían amanecido allí la mayoría (y yo sin conocer a nadie divertido)
Y estaban montando ya la fiesta por las calles del pueblo, con chiringuitos en cada esquina y música, y yo que no quería quedarme aburrida en el hotel o en casa de esta gente llame al 11888 y pedí el número de teléfono del salvador de las tardes de los domingos, y lo llamé. Una hora y media después allí estaba él, después de mas de 2 meses de no verlo, con el pelo mas largo y provocándome como siempre esa sensación de mariposas revoloteando en mi estomago, claro que me parece que lo disimulaba bien. Nos saludamos como dos amigos que hace mucho tiempo que no se veían, fuimos al primer chiringuito que tuvimos en el camino y empezamos a beber. Unas cuantas copas más y…

Fue muy bonito, como si el tiempo no hubiera pasado, como si los problemas que nos separaron jamás hubieran existido. Nos hemos reído, bailado, emborrachado, y hasta conocimos a un chico de allí, no recuerdo su nombre pero estuvimos mucho tiempo con él.

Aunque estaba un poco mareada, de tanto rebujito y de tanto bailar en la calle, aún recuerdo cada abrazo y cada beso que nos dimos, porque, al igual que antes, sentía en cada beso y abrazo esa sensación de descarga eléctrica por todo el cuerpo, esa felicidad que hace mas de dos meses no sentía y casi había olvidado. Esa noche tenía que regresar a Madrid, pero en ese momento eso no me importo y por estar con él me quedé. Fue una tarde y una noche maravillosa, jamás la olvidare

Volví el lunes, y todo volvió a ser como antes.